Comenzamos la cuaresma, tiempo fuerte en nuestra liturgia que nos pone en marcha en el camino de la fe. No es un camino que termina en un punto geográfico, es el camino de nuestra propia vida, nuestro propio camino. Y, como todo camino, tiene un fin; en este caso, la Pascua del Señor.
Este camino no puede transitarse correctamente sin disfrutarlo. Seguramente, tendrá momentos difíciles, duros, por momentos cuesta arriba, e incluso creeremos que no podremos llegar al final… Sin embargo, Jesús nos enseña a seguirlo con generosidad y alegría. Él ya lo recorrió antes que nosotros, nos precede, y lo recorrerá nuevamente acompañándonos y animándonos.
Vivamos este magnífico camino, y hagamos que sea reparador y sanador. No nos distraigamos con las circunstancias en las que llegamos a esta cuaresma. Fijemos más bien los ojos en la cruz del Señor y lleguemos todos a la meta acompañados por su gracia.
Hno. Luis Paulo Espinoza P.E.S.
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