Disfrutar el camino

Comenzamos la cuaresma, tiempo fuerte en nuestra liturgia que nos pone en marcha en el camino de la fe. No es un camino que termina en un punto geográfico, es el camino de nuestra propia vida, nuestro propio camino. Y, como todo camino, tiene un fin; en este caso, la Pascua del Señor. 

Este camino no puede transitarse correctamente sin disfrutarlo. Seguramente, tendrá momentos difíciles, duros, por momentos cuesta arriba, e incluso creeremos que no podremos llegar al final… Sin embargo, Jesús nos enseña a seguirlo con generosidad y alegría. Él ya lo recorrió antes que nosotros, nos precede, y lo recorrerá nuevamente acompañándonos y animándonos. 

  • Reflexionar sobre nuestros propios pecados, y así descubrir la forma y estrategia que utiliza en enemigo para atacarnos. Así podremos rechazar más prontamente sus engaños. Te invito a meditas sobre cómo el Señor venció las tentaciones en el desierto. 
  • Contemplar los misterios de la pasión y muerte del Señor, profundizando en el amor que tuvo por cada uno de nosotros nosotros entregando su vida. El que se sabe amado por Dios, busca corresponderle.
  • Ser generosos y dejar de lado lo que nos impide llegar a Dios. Para ello, practica algún ofrecimiento personal, y ten algún gesto con alguien que lo necesite. Hagámoslo sin miedo de dar más. Salir de nosotros mismos nos llevará a experimentar verdadera paz de corazón.

Vivamos este magnífico camino, y hagamos que sea reparador y sanador. No nos distraigamos con las circunstancias en las que llegamos a esta cuaresma. Fijemos más bien los ojos en la cruz del Señor y lleguemos todos a la meta acompañados por su gracia.

Hno. Luis Paulo Espinoza P.E.S.

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